Y cuando llegue el momento...

Quizá no nos damos cuenta, quizá no pensamos en ello demasiado... Pero es muy cierto que alguna vez se nos ha pasado por la cabeza. No pensar demasiado en ello es síntoma de ausencia de problemas o tristeza, aunque también al pensar en ello, algo dentro de nosotros nos late fuerte y sentimos un nudo en el estómago; inmediatamente nos sentimos pequeños y minúsculos perdidos en esta gran masa de gente. Si bien muchos intentan convencer a otros tantos de que cuando llegue ese momento subiremos por unas escaleras infinitas, blancas y pulcras, un señor nos abrirá la puerta al paraíso y nos sentiremos felices; otros dicen que hay que ser rígidos en sus actos para poder llegar a ese paraíso, incluso creen que deben hacer la guerra para llegar a él... Más de los individuos de esa masa creen que una vez llegue el momento, su alma emigrará a otro cuerpo para seguir continuando con la existencia; también están los que creen que nuestra vida forma parte de un flujo de energía al que estamos encadenados y renacemos una y otra vez hasta ser libres... 

A lo mejor todos tienen razón y una vez pasemos a nuestra segunda vida, ocurran todas esas cosas... Y a lo peor todos cuando muramos no vayamos a ningún sitio y la eternidad nos recoja en sus brazos. Pensar que el ser humano necesita de esa fuerza a la que le gusta llamar "sobrenatural", es algo triste... Consentir que un "ser superior" a nosotros nos pone obstáculos, nos castiga o nos llevará a la gloria eterna puede ser algo cobarde por nuestra parte, dejando que nuestros actos sean juzgados por otro antes que por nosotros mismos. Quizá entonces, pensando que después nos espera el paraíso, vivamos más tranquilos o más seguros de nuestros pasos, teniendo como respaldo ese pensamiento; sin embargo, personalmente, tengo la impresión de que cuando llegue el momento, caeremos por un precipicio sin fin... Pero es sólo un mero resquicio de sensación, nadie ha vuelto para contarnos cómo es eso, no sé porqué debemos creer que el "cielo" nos espera después de que muramos. Y bueno, vivir nuestra vida en pos de la salvación eterna es vender nuestro alma antes de tiempo, es regalar nuestra vida a un precio muy bajo, pues el tiempo que pasamos aquí deberíamos vivirlo como nosotros queremos, sintiéndonos bien con nosotros mismos, conociendo las consecuencias de nuestros actos y sabiendo de qué forma viviremos más plenamente nuestra efímera existencia. ¿Por ser "malas personas" iremos al infierno? Ya estamos en el infierno, no hace falta morir para llegar a él, los propios humanos creamos ese infierno terrenal sin ningún escrúpulo, no sé cómo deberíamos preocuparnos por lo que vendrá después si ni siquiera tenemos en cuenta lo que hay en este mundo.

Cada uno es libre de pensar lo que quiera, de seguir la doctrina que desee o la que mejor le haga dormir por las noches con la conciencia tranquila, la que mejor condiciones le dé una vez muerto, la que crea que le va a perdonar todos sus pecados cuando sus mismos semejantes aún no se los perdonan, la que justifique sus actos vandálicos o simplemente la que permita vivir mejor haciendo el mal a las demás personas. Se es libre de querer ser arrastrado por un ente superior, se es libre de vivir la vida como uno mismo quiere... En ese aspecto hemos conseguido estar libres de ataduras y fobias humanas, "una vez que has aceptado que vas a morir, puedes vivir la vida libremente", es muy fácil estar atado a un sentimiento que es inevitable que va a suceder, sin embargo, lo que sí está sucediendo ahora mismo es que estamos viviendo y deberíamos preocuparnos por vivir la vida mejor y más condescendiente para con los demás y para con nosotros mismos puesto que nuestra vida es más importante que nuestra muerte.

Cuando llegue el momento veremos qué ocurre realmente, hasta entonces, todos con conjeturas y suposiciones sin fundamento y pruebas lógicas, si bien la fe puede mover montañas (de dinero) también puede dejar al pueblo sin comida y la fe no es algo sustancial con el que el cuerpo humano se pueda alimentar precisamente... 

Sin más, esperemos que todos podamos tener, dentro de lo que cabe, una vida armoniosa y provechosa, y una buena muerte.