Perdiendo razones...

Parece como si la vida se nos escapara y se nos resbalase de las manos... ¿Alguien recuerda cuándo obtuvo ese regalo que a ninguno nos gustó? El "uso de razón", ese estado en el que te das cuenta de todo lo que existe, de que formas parte del mundo... Ese segundo en el que miras al cielo y piensas en lo que has perdido en la vida. Por suerte, mantengo ese pequeño recuerdo... Estaba sola en un descampado, ocho años habrían transcurrido desde que empecé a "ser". En un momento, un fugaz pensamiento recorrió mi mente, fue como despertar de un sueño y darme cuenta de que estaba ahí, de que era yo... Quizá tarde, llegó el instante en el que pensé que había vivido como una niña en un mundo irreal, y que ahora entraría en el mundo de verdad. Desde entonces, vivir creyendo en el mundo real ha sido la costumbre, pero no sería lícito negar que todos queremos escapar hacia ese mundo ilusorio en el que éramos niños sin preocupaciones y sin razones; queremos perder las razones que nos van atando cada vez más a las responsabilidades, que nos hacen envejecer... Puede ser que aún mantengamos vivo ese recuerdo en nuestro interior, que todavía un niño juegue con nuestros actos y sin previo aviso, actúe por nosotros y erremos, cometamos errores por ser inconscientes, por creer que aún somos niños... Las banalidades con las que nos divertíamos, objetos inanimados que para nosotros cobraban vida y sentimientos, haber estado ignorando el mundo nos hacía felices... El ser humano es alguien complejo, repleto de dudas, que intenta hacerse un camino, vivir acorde con lo que uno piensa, adoptar pensamientos, ganar razones para hacerse notar. Hay tantas y tantas cosas por las que perder razones... Tantas otras por las que ganarlas... Cuando se pierde el rumbo, necesitamos algo que nos vuelva a dar la razón para volver a ser lo que éramos; o algo que nos haga perder la razón...